12 febrero, 2006

El Pianista

Mientras mis dedos se delizan
me despido de Chopin,
transito por las calles
me fortalezco en la mirada
de una cantante angelical,
el violonchelo.

En las calles se repira, se presiente
y se trasmuta un olor

a humillación, dolor y tragedia;
desgarrado veo a mi familia
con zlotis en la mano,
que pronto no valdran,
me develo el pensamiento
me despido de mi piano,
solo queda el silencio,
Chopin.

Varsovia se desnuda
se desprende de la vida.


Caminado en un camino
que no tiene destino,
una estrella marca nuestro rumbo;
David tu estrella es mi muerte.

Como bestias somos conducidos
marcados, cremados en vida,
un muro nos separa
un muro de miseria
podredumbre y agonía,
pobreza y riqueza,
y sin embargo yo,
sigo tocando el piano.


No el mío, el de otro
sus notas no son iguales,
pero regocijan el alma
destro de tanta agonía.

Calló mi piano
complazco al Judío Americano,

mientras afuera

un río de muerte
se desborda en las calle,

en las paredes y los atardeceres,
camino despacio.

En el silencioso Do de mi piano

me escondo y me refugio

del dolor que se plasma,
justo a mi lado.

Lucho por mí vida
por mis hermanos, mi familia
de nuevo el traslado,
soy salvado.

Mi padre, mi madre, mis hermanos
como crías salvajes

encerradas amutiladas en vida,
el tren de la muerte,
el tren de la guerra.

Lucho por mi piano
lucho por un amor,
por la vida que me queda
donde quedo la pasión.


Cambio los sonidos
del silencio,
por un Re en mi
piano, en mi vida,
Chopin imaginario.

Un Si sostenido que se devana
con muertos a mi lado,
agonizando sonidos a mi izquierda,
la guerra.

Mi alimento un amor
me alimento con Le pomme de terre
huyo de la miseria, me refugio,

cerca del enemigo,
a su lado convivo.

Desde mi ventana veo
caer a mis hermanos,
la impotencia se apodera de mí,
no tengo salida.

Mi amor ya no es mío
es de otro no hay motivo,
pero lucho por vivir
no sé, para quién, ni para qué
solo sé que lo hago,
entre las ruinas,

entre los muertos,
sobrevivo.

Un piano a mi lado
un alemán que me escucha,
ya no hay pomme de terre
en mi mesa, mermelada de fresa
y pan,
tocados y regalados por un alemán.

Alemán que me salva
me perdona la vida,
pero,
mientras me salvas a mí
afuera matas

a mis hermanos,
firmas el acta de la muerte

para inocentes,

de que vale el sacrificio,
¿Estás manchado o perdonado?
no lo sé
Alemán.
me salvaste por escuchar a Chopin.


5 comentarios:

Rodolfo N dijo...

O porque tenías un "sol sotenido".Saludos

Anónimo dijo...

La verdad que esa escena del pianista es una de las mejores que haya visto jamás...

Saludos

Ana Isabel dijo...

UN Sol sostenido un Re o un Si.. da igual la tristeza que emanaba el actor era increible al refugiarse en las notas de su piano..

Anónimo dijo...

Una pelicula dura y entrañable.
Recomendable al cien por cien.

Un saludo
Pd: ¿tenemos camara? Cachis.

Ana Isabel dijo...

A mis lectores fotografos:

Ipnauj: si es cierto una pelicula mey buena pero a la ez un poco dura...esuna pena lo que pasó...gracias por tu comentario estamos en linea. Un beso.

Francisco: Aún no... yo te aviso...me encanto la foto del mar en tu blog.. pensaba pedirte permiso para copiarla.. ¿sé puede?...¿Qué es Cachis?