26 julio, 2006

Refranerías

En un café o la semejanza del mismo, Hamilton es su nombre. La descendiente de galos Adèle, su compatriota de espíritu "por aquello de que somos imagen y semejanza de Dios" Ana Isabel y yo la pluma ávida de historia, trazábamos garabatos que simulaban ser letras con palabras sobre el lienzo traslucido y palpitante de la vida. El tema, la jocosidad de los refranes; esa sabiduría compilada en veraces frases inscritas en la escencia de los pueblos utilizados con sutileza y perspicacia por cada cultura.
Sancho Panza celebre doctor en el arte de la refranería, dejaba atónito a Don Quijote y tal vez al mismo Cervantes con su sapiencia milenaria. Todo lo explicaba con refranes, sus respuestas precisas gracias al fragante alambique de los refranes, Sancho lo conocía a la perfección, por una sencilla razón, él era del pueblo, del común, la magnificante universidad de la vida lo había graduado.
Pero sé que en Venezuela Sancho se ha encarnado, ahora es más alto que retaco, el burro “rucio” lo ha sustituido por un carro, la barriga la mantiene, sigo tras la pista...
Adèle articula el primer refrán: Qui vole un oeuf vole un boeuf (Quien roba un huevo roba un buey), no hace comentarios al respecto, nuestras miradas vigilan la silueta de su cuerpo.
De repente gira su cabeza y sus ojos devoran el orbe que la rodea, tal vez ese sea el mensaje, que sus profundos ojos azules de infinito tránsmite. ¿Los gobernantes lo tendrán presente?.
Cuando mi pluma se empapo de la información rapidamente el fulgor de la palabra se apodero de mí y brotaron los comentarios que les dejo a continuación:
  • Un terrible dictador Venezolano, cada vez que pasaba al frente de la plaza mayor de la capital, decía entre dientes, con un grado de ironía y profecía (adelantándose al pensamiento de muchos gobernantes que lo sucedieron) “He aquí el Gran cachicamo Caraqueño que trabajo para la lapa de la mulera”.
  • Un gobernante Venezolano, dominado bajo la oscura y “blanca” soberbia de su mujer, cumplió a cabalidad un refrán criollo que reza así: “Das mas vuelta que mamón en boca de vieja”, Lo vivió hasta el día en que a un reportero, le dijo con tono bravucón, “mis gastos los he cubrido con mi sueldo", "a mi tu no me jodes” desde ahí y para siempre se anoto en el sabio libro de los refranes.

Otros refranes vienen a mi mente como: "Cuando morrocoy va alante es por que alguna ventaja lleva", "Más vale parajo en mano que cien volando", "Más sabe el diablo por viejo que por diablo","Es mejor comer aguacate, que acostarse sin cenar", "En tiempo de guerra cualquier hueco es trinchera". Estos son algunos refranes, del inmenso mar que representan. Invito a los amigos de la Blogosfera a compartir esa sabiduria compilada en la esencia de cada pueblo.

NOTA: Los refránes han sido copiados fielmente de la tradición oral.

Juda León

24 julio, 2006

La muerte de los pobres

Es la muerte que consuela, ay, y que hacer vivir;
es el objeto de la vida, y es la sola esperanza
que, como un elixir, nos eleva y nos embriaga,
y nos da el coraje para llegar a la noche;

a traves de la tempestad, y la nieve, y la escarcha,
es la claridad vibrante de nuestro horizonte negro;
es el albergue famoso inscrito en el libro,
donde se podra comer, y dormir, y sentarse;

es un angel que tiene en sus dedos magnéticos
el sueño y el don de los ensueños extáticos,
y que rehace el lecho de las gentes pobres y desnudas;

es la gloria de los dioses, es el granero mistíco,
es la bolsa del pobre y su patria antigua
es el portico abierto a los cielos desconocidos.

Charles Baudelaire.

18 julio, 2006

Hijas del Viento

Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencia,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.

Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.

Tú lloras debajo de tu llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.

Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.


Alejandra Pizarnik

02 julio, 2006

Amapolas en julio

Pequeñas amapolas, llamitas infernales,
¿es que daño no hacéis?

Se apagan y reviven. No puedo tocarlas.
En su fuego pongo las manos. Nada se incendia.

Contemplarlas me consume
Llameando así, su rojo ajado y brillante como piel
de alguna boca.

Una boca recién ensangrentada
pequeñas faldas sangrientas!

Hay efluvios que no puedo asir.
¿ Dónde están tus opios, tus asquerosas cápsulas?

¡Si pudiera desangrarme y dormir! —
¡ Si pudiera mi boca unir a una herida así!

Oh, vuestros líquidos rezuman en mí, cápsula de vidrio
Apagándose y aquietándose.

Mas, sin color, sin color. Descoloridamente.


Sylvia Plath