Inadverida en la oscuridad de una caberna subterránea, una gotita de agua se desliza lentamente hacia el pico de una estalactita, siguiendo la senda trazada por incontables predecesoras, e impartiendo, como lo hicieran las otras, un pequeño pero casí mágico toque de belleza mineral. Haciendo una pausa en el pico, la gotita crece hasta alcanzar su tamaño pleno y, entonces, se precipita rapidamente hacia el suelo de la caverna, como si estuviese anciosa de realizar otras tareas o de asumir diferentes formas. Las posibilidades del agua son inmunerables. Algunas gotitas desempeñas papeles de serena belleza: sobre la manga del abrigo de un niño, en la que un copo de nieve de diseño unico y perfección exquisita yace inadvertido, sobre una telaraña, en las que las gotitas de rocio resplandecen con súbito fulgor al contacto con el primer rayo de sol matutino, en el campo, donde un chaparron de verano propicia frescura, o en la cuidad, en la que la niebla invade suavemente el aire de la noche, atenuando sonidos estrepitosos con un barniz de tranquilidad. Otras, contribuyen al fragor y vigor de una catarata, a la sobrecogedora inmensidad de un glacial, a la siniestra naturaleza de una amenazadora tormenta, o a la persuasividad de una lágrima sobre la mejilla de una mujer. Para otras el papel es menos obvio pero mucho más crítico. Hay vida, iniciada y sustentada por agua de una forma sutil y pobremente conocida, o muerte inevitable, catalizada bajo circunstancias especiales por unos cuantos cristales de hielo hostiles, o podredumbre en el suelo del bosque, donde el agua trabaja implacablemente para desmantelar el pasado, de nuevo que la vida pueda surgir de nuevo. Pero la forma del agua más conocida no es ninguna de éstas; es bastante simple, ordinaria y carente de inspiración, inmerecedora de atención cuando fluye con fría abundacia de un grifo doméstico. "Monótona", como el croar de una rana que parece mirar con pétrea indiferencia el medio acuoso del que depende su propia vida. Seguramente, la caracteristica más prominente del agua es la decepción, porque en relaidad es una sustancia de complejidad infinita, de gran e implacable importancia, dotada de una rareza y belleza suficientes como para excitar y retar a cualquiera que pretenda conocerla.
Fennema Owen R.
En su introducción al capitulo 2 "Agua y Hielo" de su libro Química de los Alimentos, despues de leer esto me pregunto si ¿Todavía alguien piensa que las humanidades y la ciencia llevan caminos separados? , es lamentable saber que muchos aún no comprenden la fusión de estas dos hermanas que juntas caminan por el sendero de la vida y la evolución.. ¿Tú que piensas?.......